Homenajes a Mario Vargas Llosa

Desde Piura en su gran día.   Diario El Tiempo

Homenajes a Mario… a la distancia

En el Colegio San Miguel, en la Municipalidad de Piura y en la Biblioteca Municipal, se rindieron sendos homenajes a Mario Vargas Llosa el día en que recibió el Premio Nobel. En medio de tanto orgullo por el ilustre alumno Sanmiguelino, la gran pregunta fue ¿cuántos talentos se pierden por la falta de promoción de la lectura y creación literaria en nuestra región?

El mismo día en que millones de lectores del mundo se rinden a sus pies viéndolo recibir el Nobel de Literatura 2010, en El Concert Hall en Suecia; al otro lado del globo, en su ex Colegio San Miguel, donde estudió Quinto de Secundaria en Piura, alguien exhibe el padrón de notas donde Mario Vargas Llosa tiene un rojo en Educación Física y casi desaprueba Trigonometría.

Al tiempo en que la Academia Sueca lo felicita por encapsular la historia de la sociedad del Siglo XX en una burbuja de imaginación, en su ex colegio piurano, al director Valentín Querevalú, se le ocurre que la entrega del bicolor nacional de los alumnos de la escolta de Quinto a los de Cuarto Año, es un buen homenaje a la distancia al más famoso de sus ex alumnos. Mientras va al encuentro del Rey de Suecia, quien le entrega la medalla de oro, el diploma y el estímulo económico, el Nobel ni imagina que en su ex alma mater, donde fue el alumno de Literatura del profesor Carlos Robles Rázuri, el director Valentín lo está invitando a poner la primera piedra del anfiteatro que llevará su nombre, dentro del colegio.

Es viernes en el colegio y don Valentín dice que así como Mario Vargas Llosa empezó a destacar escribiendo su obrita de teatro La Huida del Inca, escenificada aquí y en el Variedades, 58 años después, otros sanmiguelinos también podrían triunfar si leen una obra literaria mensual. Dispuso que se dé un nuevo impulso al Plan Lector. Pero no dice que dos mil 540 alumnos de dos turnos de Primaria y Secundaria, sólo cuentan con dos libros de Vargas Llosa en todo el colegio, y que ahora mismo nadie puede consultar nada porque el colegio está en reconstrucción y todos los libros están embalados en cajas dispersas en dos o más lugares. Lo que pocos saben, cuando se menciona al San Miguel como alma mater de Vargas Llosa, es que este año recibió los libros del Plan Lector, no en marzo cuando se inició el Año Escolar, sino en octubre. Y el profesor Marco Gamboa Mendoza dice que cuando pide comprar una obra literaria sólo dos o tres de sus cuarenta alumnos lo hace. El resto fotocopia o lee resúmenes. “No es de extrañarse (que en el Colegio San Miguel sólo haya dos obras de Vargas Llosa), porque para el sector Educación, las bibliotecas escolares prácticamente no existen. No hay financiamiento para compra de libros. Y cuando sale una plaza para las bibliotecas, es sólo de auxiliar. En esas condiciones, es prácticamente imposible que un colegio estatal tenga una biblioteca bien nutrida”, dijo la directora de la Biblioteca Municipal de Piura, Anahí Baylon.

-En estos días de noticias del Premio Nobel MVLL, les inculco a mis alumnos de Literatura que sigan su ejemplo, porque pese a que Él sólo tenía a su mamá, demostró gran interés por sus estudios, además mientras estudiaba, ya trabajaba desde muy joven.

Mientras en Suecia 45 chefs alistaban ayer el banquete entre flores rojas de la tierra natal de Alfredo Nobel, en el San Miguel, la profesora Janet Feria exhortaba a sus alumnos en pleno homenaje: “Aunque a veces con hambre y sed… siempre estuvieron presentes representando a su colegio”. A miles de kilómetros de la gala, donde la cena costaba 90 euros, el director Sanmiguelino al final de la ceremonia se fue a comprar una gaseosa de sol y medio.

Piura en el corazón de Vargas Llosa

Piura en el corazón de Vargas Llosa

CARLOS ROBLES RÁZURI*

Mario Vargas Llosa, el laureado escritor peruano de tantas obras notables de la literatura peruana y universal, es el mejor embajador de Piura no sólo en el campo de las letras sino en todo lo que tiene la región de más representativo. En realidad, Vargas Llosa, por propia voluntad es un piurano más, un hombre que ha sabido captar los altos valores morales de nobleza, hidalguía, generosidad que caracterizan a nuestra gente.
En cualquier parte del mundo, donde esté, ayer fue en Alemania, hoy ha sido en
Lima, Vargas Llosa envía su recuerdo emocionado y palpitante a la tierra que ama y a la que él sabe que le corresponde en la misma forma. Ayer no más, cuando el periodista Jorge Salazar lo entrevistó, luego de concluir una conferencia sobre la técnica novelística, dijo:

“Un pedido: si por casualidad alguno de ustedes va a Piura, díganles por favor a los mangaches y a los habitantes que no he conseguido olvidarlos. Díganles que ahora voy por el mundo haciéndoles publicidad, que todavía siguen invictos en mi corazón.”

No hay, no puede haber pronunciamiento más claro y profundo de Vargas Llosa, para los que lo comprenden y para los que no lo comprenden, para los que sienten su obra y para los que no la sienten, para los que lo elogian y para los que lo desestiman, en este Piura en donde se llenó de razones y motivos para consolidar el alma de escritor que puso en él la Providencia.
Porque, en puridad de verdad, Vargas Llosa como Salaverry, como López Albújar, como Federico Helguero, como Manuel Vegas García, como Estuardo Cornejo Agurto, como Gladys Bisayachi, son netos productos de la espléndida tierra piurana, del sol, de los usos y costumbres que se cantan y se quedan como ellos sello eterno en el alma.

Yo soy amigo del alma de Vargas Llosa, un amigo a lo piurano que le di lo que supe y nunca le pedí nada, excepto su amistad que nunca me la ha regateado y puedo asegurar que cuando Mario dice que ama a Piura y que va hablando de la grandeza de esta noble tierra por el mundo, es cierto. Más todavía que lo seguirá haciendo hasta cuando tenga “un pie en el estribo” como decía Alonso Quijano el Bueno.
Y es que, bien mirado, Vargas llosa y Piura son una unidad. Muchos de sus personajes de sus obras son gentes de carne y hueso, conocidos nuestros, varios de los paisajes y escenas las hemos visto o las vemos desfilar ante nuestros ojos a diario y si no las ponemos en letra de molde y no hacemos de ellos creaciones literarias es porque nos falta la sensibilidad del creador.

Con Vargas Llosa se repite lo que pasó a Salaverry y a López Albújar. Su genio los hizo hijos del gran mundo de las letras, pero ellos, por voluntad, libremente, se dijeron se sintieron piuranos. Salaverry -a decir de sus íntimos de los viejos piuranos- nunca pudo olvidar el vientre que lo tuvo ni la tierra que lo alumbró siempre reafirmó su origen; López Albújar, por accidente, nació en Lambayeque, pero desde niño, sintió y vivió a Piura en su pujanza de tierra y en la guapeza, desengaños y romances de sus gentes, y lo sintió tanto y tanto que al morir, en su testamento literario ordenó que se trajera su corazón para enterrarlo acá; Vargas Llosa nació allende nuestras fronteras, quiere por supuesto su solar nativo, pero su amor está en Piura, la Piura de Tacalá, de la Casa Verde, del Padre Santos García, del Auxiliar de Educación Gallardo, de sus más fieles y nobles amigos, de sus profesores, de sus mujeres que prendieron sus primeras ilusiones, de las auroras que encienden el firmamento de rosa y de los crepúsculos que prenden fuegos artificiales de colores únicos y, sobre todo, de sus hombres y mujeres que saben amar y saben odiar , que nunca se doblegan ante la adversidad y que tienen la hidalguía y la generosidad de un Grau para reconocer y valorar a las gentes y para tenderles la mano y darles su amistad sincera tanto en la hora del éxito como en la de la adversidad.

Nunca le he escrito a Mario porque el genio debe saborear la gloria, tenerla como conquista exclusiva, escoger por sí, libremente, a quienes él estima, pero cuando habla de Piura, a quien quiero más que a mí mismo, no trepido en hilvanar esta crónica para decirle que lo siga haciendo hasta que la vida se le vaya porque Piura -aunque parezca increíble- jamás ha sido ingrata, lleva siempre en su corazón a quienes dan por ella lo mejor de su ser.

*Publicado en El Tiempo, viernes 29 de octubre de 1976, p. 6.